Nunca tuve claro dedicarme a la nutrición o a la endocrinología, desde pequeño pasaron por mi mente múltiples profesiones desde farmacéutico a fisioterapeuta, médico del deporte, etc. Pero llegado el momento, me di cuenta de que lo mío sería estudiar medicina y especializarme en Endocrinología y Nutrición. Esta especialidad casaba perfectamente con mis pretensiones de poder tratar patologías crónicas acompañando al paciente a lo largo de su vida, pudiendo conocer mejor a las personas y donde la comunicación y la empatía son fundamentales para lograr buenos resultados en su salud.